En este post quiero referirme a la influencia de los riesgos psicosociales de las personas que configuran las organizaciones. Entendiendo factores psicosociales la realidad que los miembros de una organización perciben, afectados por una evidencia o por una connotación emocional. Propongo en esta entrada un breve análisis de cómo algunos factores pueden convertirse en riesgos y qué estrategia puede ponerle freno.
En la práctica, los profesionales están sujetos a factores de Organización y características del puesto y así lo reflejan en las sesiones de coaching. De alguna manera hacen referencia a procedimientos, normas, horarios, objetivos, resultados, seguimiento, promoción, etc. Situaciones que no dejan impasibles a los colaboradores de las organizaciones.
Situaciones que pueden incidir en riesgos psicosociales
Complejidad del puesto, Participación en la marcha del equipo o de la organización: Formalización: Comunicación, Supervisión, Implantación de nuevos procedimientos, Sistemas de promoción, Nivel de definición de rol, carga de trabajo, horarios y turnos, Nivel de autonomía asignado en la organización, Monotonía etc. todos estos rasgos psicosociales pueden generar según la situación del colaborador en una fuente de estrés.
Se convierten en lo que pasa en las organizaciones, son los hechos que se presentan en la realidad de las organizaciones, en muchos casos existen maneras de mejorar o minimizar sus efectos, como pueden ser estrategias de planificación, sugerir mejoras y estrategias de negociación, implantar procesos de mecanización y procesos de mejora. Pero en otros casos, los modelos de liderazgo de las organizaciones no están por la labor de incorporar ciertos cambios. Bien por falta de desconocimiento, por resistencia al cambio o por falta de recursos. En esos casos, son los colaboradores de las empresas los que sostienen el peso de los desajustes que se generan.
Para paliar esos desajustes que no dependen de la actuación de los trabajadores, les propongo que pongan su atención al proceso cognitivo que se da en ese momento que tienen ese malestar. Y como aparece en la imagen, le hago pasar por esta escalera.
Esto contagia a los profesionales de manera que ralentiza el proceso convirtiéndolo en un procedimiento costoso, y generando malestar y estrés.
En el primer escalón el número 1, les pido que piensen lo que pasa, el hecho que les viene dado: un turno exigente, un período de trabajo denso, suplir a algún miembro del equipo sin sustituto, etc. Constato con ellos que realmente ese hecho no depende de ellos y qué es algo que le viene dado no lo pueden cambiar.
Pasamos al 2º escalón, en este exploramos qué pensamientos les despierta ese hecho que no pueden cambiar. Les pido que formulen lo que piensan cuando están sosteniendo un turno exigente, en el que tienen que renunciar a su conciliación o su descanso por ejemplo. Y las respuestas son: “este trabajo es insoportable”, “no me deja tener vida familiar”, “solo vivo para trabajar”
Cuando formulan pensamientos como estos, le pido que teniendo en cuenta estos pensamientos, suban al escalón n.º 3. Y le pregunto ¿con estos pensamientos que te están abordando, qué emoción está en ti? Y el profesional responde la emoción que todos podemos intuir: de enfado, frustración de desánimo, y le vuelvo a formular la pregunta invitándolo a que suba al escalón 4º.
Escalón 4: Y con esta emoción de frustración y rabia? ¿Qué comportamiento va a tener? También esta respuesta podemos intuirla y puede ser… con pocas ganas, desinterés, procrastinando. Y le vuelvo a preguntar para invitarlo a pasar al 5º escalón.
5º escalón: Y qué resultados va a tener con ese comportamiento? Y también podemos aventurarnos a responder: “no acabar nada”, «sin cumplir objetivos”, en definitiva, “malos resultados”.
Esta forma de subir la escalera tiene como resultado que desde esta manera de pensar realmente nuestro pensamiento se convierte en nuestro propio saboteador.
Cómo podemos promover el cambio?
Propongo de nuevo que volvamos a hacer el ejercicio de subir la escalera, con los hechos o la realidad que nos aborda, pero ahora tomando conciencia desde qué escalón yo tengo la oportunidad de generar cambio realmente dónde se produce, dónde está el escalón desde el que yo tengo influencia, desde el que yo tengo responsabilidad y depende de mí.
Como habrás podido adivinar es desde el escalón 2 donde está lo que pienso, desde donde puedo generar el cambio. Si soy capaz de generar un pensamiento como: “tengo una semana de jornada de noches”, “me va a exigir estar ausente en casa y colaborar menos en la logística familiar” tengo que posponer mi ocio en este momento”, “soy afortunado con tener trabajo”, “quiero que esta situación sea temporal”, “¿qué quiero hacer para cambiarla?”.
Realmente si en ese escalón 2 somos capaces de transformar el pensamiento de la primera vez que subimos la escalera, a los pensamientos de esta segunda vez que subimos la escalera, ¿cuándo subamos al escalón 3 qué vamos a sentir? La sensación de cuando uno debe definir un propósito, un sueño a realizar, de expectación, también la emoción de aceptación y de agradecimiento de su propia realidad.
Desde esta emoción de sosiego, subo al escalón 4 donde respondo a la pregunta de ¿qué comportamientos voy a tener, que voy a hacer? Y el colaborador estará en disposición de decir: “desde donde se siente su comportamiento va a ser de ir haciendo pasos a paso las cosas que le proponen cada día”, “con buen grado y sin agobios, abordar cada día la dificultad que le sobrevenga en esas largas jornadas”.
En este estado de conciencia le propondré, al colaborador subir al 5º escalón y le preguntaré: ¿con este comportamiento que resultado vas a tener? Su respuesta podrá ser
“Al cumplir con mi obligación profesional me va permite ser mejor considerado y esto puede ser que obtenga en la misma organizaciones nuevas oportunidades”
Con este ejemplo de riesgo psicosocial he querido acercar una sencilla herramienta que nos permite trasformar ese estado insatisfactorio por otro más amigable, no sirve para cambiar la realidad, pero si para vivir la realidad de manera más placentera. ¡Espero que os sirva!