En mi experiencia de acompañamiento a profesionales a través de la metodología del coaching, descubro que hay muchos que se ocupan en realizar trabajos no deseados; que se dedican a desarrollarse profesionalmente en trabajos que no tiene que ver con las preferencias personales, habilidades y/o verdaderas capacidades.
En muchos casos, a estas personas, cuando les preguntaban de pequeños ¿Qué vas a ser de mayor? Respondían con la verdadera profesión a la que se sentían llamados. Con esa pregunta se les daba pie a conectar con los sueños, con lo que cada uno/a desea, en la variedad de respuestas, se mezclaban las que tenían que ver con los intereses de juegos, las profesiones reconocidas desde el ambiente familiar, o alguna experiencia que les hubiese revelado hacia lo que les hacía sentirse llamados.
A medida que han ido creciendo, y se fueron vinculando al sistema educativo que nos acoge, los jóvenes van decidiendo itinerarios que les aproximan a la oferta de estudios superiores que las diferentes Universidades ofrecen. Esta oferta de estudios, a su vez está cada vez más identificada con las necesidades del mercado, y como consecuencia las respuestas que nos daban estos jóvenes cuando eran niños, se van alejando de esa primera vocación.
Así vemos cómo el sistema va perfeccionando la cuadratura del círculo esforzándose en elaborar programas que den respuesta a las necesidades de los sistemas de producción más que a la ayuda de los jóvenes de descubrir su razón de ser, su IKIGAI, concepto que se desprende del término japonés que consiste en encontrar el equilibrio entre lo que haces y lo que sueñas con hacer. Sin dedicarle espacio al juicio de por qué hemos llegado ahí, dejando atrás la búsqueda de la felicidad a través de sentirse en sintonía con el trabajo elegido.
La innegable capacidad de adaptación y de acatar lo estipulado hace que los recién egresados se adapten a las propuestas que reciben y es cuando desempeñan cargos de responsabilidad, los profesionales de coaching encontramos cantidad de procesos destinados a restablecer el desequilibrio.
Se hace necesario, por tanto, incluir en el momento de formación herramientas que ayuden a los jóvenes descubrir cuál es su Ikigai para que estos se acerquen a lo que están llamados a desarrollar profesionalmente: nuestra vocación, y se alejen de lo que se les hace tedioso y aburrido.
Todo el mundo tiene un ikigai, un filósofo francés lo tradujo como raison d’être. Los hay con suerte y ya la han encontrado y son conscientes de su ikigai, otros lo llevan dentro, pero todavía lo están buscando. Todos lo tenemos escondido en nuestro interior y necesitamos una intensa mirada hacia adentro para encontrarlo en lo más profundo de nuestro ser. ¿Cuándo lo encontramos, descubrimos cuál es nuestro propósito de vida?
¿Y como descubrir el Ikigai? ¿Cómo hacer descubrir a los jóvenes cuál es su propósito, su razón de vivir?
Para descubrir tu razón de ser es necesario tener en cuenta los cuatro componentes fundamentales que vamos a representar en forma de círculo.
1ª debes discriminar, lo que amas, y detallar todas las cosas que consideras que amas
2º Señalar todas aquellas cosas en lo que eres bueno/a.
3º Además enumerar todo aquello por lo que te pagarían.
4º Y por último señalar lo que según tú, el mundo necesita, la manera que tú consideras que puedes contribuir con el mundo.
Una vez tengas discriminados estos cuatro componentes, que deben estar llenos de muchas cosas cada uno de ellos.
A partir de este punto de análisis y reflexión, debemos interrelacionar cada uno de los círculos, ya que todo en nuestra vida está interrelacionado. Al unir lo que hemos priorizado en lo que amas con lo que se te da bien, consigues de descubrir tu pasión.
Continuamos relacionando estos componentes que hemos reflexionado, si soy capaz de unir lo que soy bueno, con lo que se nos da bien, con aquello que me pagan o por lo que la sociedad está dispuesta a pagarme, obtenemos tu profesión.
Cuando unes aquello por lo que te pagan con lo que el mundo necesita has encontrado tu vocación.
Cuando seas capaz de unir aquello que crees que el mundo necesita con lo que tú amas, has conseguido tu misión.
Donde confluyen: La pasión, la profesión, la misión y la vocación has conseguido tu Ikigai.
¡Anímate a buscarlo, está ahí, solo tienes que ayudarle a salir!
