La situación de la pandemia y las medidas tomadas para ello nos ha pillado a muchos con alguna experiencia de teletrabajo y otros tantos con menos hábito de ello. A la experiencia laboral se le han vinculado durante mucho tiempo, el concepto espacio de relación y de socialización, priorizándolo en muchos casos, a la tarea en sí.
Las catástrofes epidemiológicas que está ocurriendo en el mundo influye en muchos ámbitos de la vida del planeta. En lo que respecta en el ámbito laboral también nos está invitando a la implementación de cambios, el plantearnos como necesarias otras formas de producir. No se trata de una opción a elegir por algunas empresas más experimentadas en estrategias de cuidado a sus RRHH, es una necesidad obligada que a cada uno nos ha cogido con más o menos recursos, habilidades para ello, pero sobre todos con más o menos residencia al cambio.
La importancia del coaching empresarial en el teletrabajo
Según los estudios de compartimento individual, está sobradamente documentado la resistencia que presentamos los individuos y por ende las organizaciones a facilitar el cambio. Esto tiene de bueno que aporta estabilidad y una respuesta esperada. Y también tiene de negativo que la energía que se enfoca al desempeño de la tarea se destina a elaborar resistencias, argumentando que eso nuevo que nos llega, no es mejor que lo que tenemos.
En esta situación, se produce una lucha interior en la que nos debatimos día a día las personas que desempeñamos el trabajo que hasta ahora había sido presencial. Nos incorporamos al teletrabajo, sin haberlo planificado, prestando el servicio sin dominar el medio, sin calibrar bien la calidad del mismo y dudando del retorno que nos va a proporcionar.
El ruido mental que provoca esto, además del que provoca la situación en sí, nos distrae de la responsabilidad individual de eficacia. Nos abre un diálogo interno: “pero con la que está cayendo”, “demasiado que tienes que estar aquí”, “si nadie te ha enseñado a gestionar este programa “, lo importante es que demos respuesta al cliente”, lo importante es que mi jefe me vea conectado” “¿y cómo voy a hacer esto por video llamada? “¡Yo no puedo, total si es cuestión de unos días!”
Estos ruidos o mensajes nos distraen de lo que realmente nos preocupa. Localizar qué es lo que me acerca de un estado estable y seguro y qué me aleja de lo incierto, lo desconocido. Resolver este silogismo, a la vez que tengo que ir dando respuesta profesional a lo que mi tarea me desafía día a día. Requiere que usemos herramientas y estrategias de facilitación que nos ayuden a encontrar el equilibrio.
Parar para tomar decisiones en nuestra forma de trabajo, y elegir hábitos que nos acompañe de manera permanente, analizar qué fortalezas puedo explotar en esta manera de trabajar y cuáles no. Descubrir cómo puedo ponerlas en acción en esta nueva situación, son estrategias a descubrir a través de la metodología del coaching ejecutivo. La realidad nos ha venido dada, la respuesta a esta realidad es el desafío a descubrir. ¿Quieres asumir el reto?
